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viernes, 6 de septiembre de 2019

Las guerras carlistas, un héroe inésperado.

Emilio Sánchez Bueno era hijo de farmacéuticos nacido en Madrid en 1844, criado en el barrio de San Jerónimo donde sus padres tenían la farmacia y hogar, estudió en la conocida universidad complutense de Madrid filosofía, tras un corto tiempo por el que no acabó la carrera, falleció su padre, teniendo que elegir la carrera militar. Avalado por su madre, aprende en Avila los años propios de estudios de logística, llamado por entonces administración militar, aprendiendo entre ellos el idioma francés, matemática y otras tareas encomendadas a su puesto, sale con el diploma de Alférez con aprovechamiento destinado a Ceuta y Cádiz donde se hace pagador y conoce a la familia militar de su futura esposa los Custodio y Quero, cuando apenas recién casado le llega la revolución de La gloriosa, provocandose un cambio en la dirección del rumbo de España. Leal a sus jefes permanece en el ejército del Sur de España que combate en Alcolea. Con el cambio de régimen llega la primera república y tras el breve gobierno del general Serrano y la monarquía de la Casa de Saboya por descender de la Casa de Austria. Cuando en 1874 los Saboya tienen que hacerse contra el levantamiento Carlista deciden abandonar el país y el trono, pero los problemas y la poca lealtad les acuciaban y se produce el levantamiento Carlista, siendo su trabajo por entonces el de formación y las quintas para combatir al enemigo del estado.

Como Teniente a finales de año se produce el golpe del general Martínez Campos que restaura la monarquía de Borbón, ante el pánico de que se instale la nueva saga de Borbón con el carlismo y las leyes sálicas como fondo, y no como hoy quieren contarnos de la mano de Canovas del Castillo que no estaba avanzando en la restauración pacifica, él sigue como siempre permaneciendo igualmente leal en su puesto y a sus jefes. En 1875 interviene destinado por las tristes circunstancias en acciones de Cataluña para devolver la paz y el orden al mando de su compañía de Transporte y caballería, destacándose en sus acciones es trasladado ante la dificultad del frente Norte al mando del general Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen que muere en el frente, el desastre de Monte Murú y no la batalla de Abarzuza como quieren hoy llamarla, le hace retirarse junto a los pocos supervivientes con sus excasos hombres salvando la mala situación en que quedó el ejército liberal.

En el frente Norte destaca en numerosas batallas con su compañía de transportes por la que es condecorado en varias ocasiones entre ellas como digo en la Batalla de Abárzuza,  la batalla de San Marcos y Batalla de San Marcial. Además estaba en posesión de las medallas de benemérito a la patria solo propias de los jefes militares, la medalla de la campaña 1874-1876 con pasadores por sus acciones, una medalla al mérito militar personal roja con varios pasadores, dos blancas y alguna que otra más, a su vuelta del frente con su estado de salud quebrantado, formó la dirección y creación de la primera guardia real del rey en el Pardo. Siendo comisario de guerra y capitán es destinado a la comandancia del cuartel general de la región en Madrid puesto en el que fallece siendo reconocido como héroe y caballero de los pocos que tenían la medalla de Benemérito a la patria. Dejaba viuda y 6 hijos, la vida no sería fácil para ellos y se perdería un prometedor profesional de la intendencia militar que sin duda hubiese llegado a Jefe. Era por la familia de su esposa emparentado con varios mandos militares, un coronel de Carabineros héroe de la guerra de la independencia latina, un teniente de navío y varios oficiales y suboficiales héroes de la guerra de Cuba. En su familia hubo luego famosos personajes de la vida social madrileña, además su hermano fue oficial del ejército en los años posteriores a su fallecimiento.